sábado, 3 de noviembre de 2018

Hablemos de: Castlevania Symphony of the Night

La primera vez que conocí a este señor juegazo, fue en el año 2003  en casa de un viejo amigo que tenía la PsOne y que por recomendación de un conocido, le entregó dicho juego argumentando que tenía gráficos razonablemente similares a los del Metal Slug, además de que el castillo se podía invertir, o como decimos coloquialmente: ''voltear''.



Castlevania Symphony of the Night, conocido en su idioma original como Akumajou Dracula X: Gekka no Yasokyoku, fue originalmente lanzado al mercado en el año 1997 por Konami e inicialmente para la consola Play Station; más concretamente, el 20 de marzo. Es uno de los juegos a quien más cariño le tengo, ya que me permitió adentrarme en la ancestral guerra entre el Clan Belmont y el Conde Drácula; y es que Drácula, hablando de la novela de Bram Stoker, es uno de mis libros favoritos y ha sido por sobre todo, fuente de inspiración para muchos creativos entre los que me incluyo. Es un juego que está en boca de casi todos los jugadores de la década de los noventas, ya que rompió con los esquemas tradicionales de la saga Castlevania en el que el avance era todo lineal y en el que todos sus protagonistas pertenecían a la dinastía de los Belmont, portadores del ancestral látigo Vampire Killer. Si bien teníamos a héroes y heroínas en segundo plano como María Renard, Sypha Belnades, Cornell o el pirata Grant DaNasty, cuyas armas variaban desde magias hasta invocaciones de animales, se necesitaba algo diferente, que te obligara a mejorar siempre tu estilo de ataque y defensa y por sobre todo, que diera variedad a tu armamento, adicional a que el avance lineal empezaba a tornarse ya muy aburrido y repetitivo y era necesario reinventar la franquicia.

Fue a partir de este juego en el que la fórmula cambió drásticamente, pasando a ser más bien una especie de RPG plataformero y de exploración libre en el que te veías forzado a tomar una ruta alternativa porque o bien había una entrada bloqueada por un obstáculo que estaba del otro lado, o la altura de tu salto no bastaba para dar alcance a esa plataforma que estaba a un pelo de rana calva más arriba de tu límite y sí o sí, requerías de algo que te ayudara a volar o mejorar tu salto, e incluso, volar para llegar hasta allí. 

Metroid, de la compañía Nintendo, había tenido esa misma fórmula desde su primera entrega lanzada en 1986; de ahí a que se acuñara el término ''Metroid-Vania'' para referirse a juegos con esta mecánica. Castlevania, según dicen, no había aterrizado muy bien con sus entregas para Nintendo 64; opinión con la que no estoy de acuerdo, ya que si bien las entregas para esta consola tuvieron sus fallas en cuanto a manejo de cámara y otros detalles, son títulos muy decentes y con buen valor de rejugabilidad, que bien te llevará a tenerlos en físico o jugarlos en un emulador. Actualmente me he conseguido el primer Castlevania de Nintendo 64 y me ha parecido una compra que valió muy bien cada peso invertido (pese al constante ensayo y error que implica avanzar). 

Volviendo al tema, este Symphony of the Night conservó una estética 2D que le vino de maravilla, con un diseño espectacular de escenarios y personajes; los retratos de estos vinieron de la mano de la pintora e ilustradora japonesa Ayami Kojima (su trabajo es indiscutiblemente impecable). Otro apartado que vale mucho la pena destacar, es su banda sonora, de mano de la compositora,  Michiru Yamane: una singular mezcla de melodías entre lo sinfónico y lo rockero que de solo escucharla toda, te das cuenta de que fue un trabajo hecho con algo más allá que amor: ¡es pasión en su más puro estado!

Historia:

Cabe recordar que todos los juegos de Castlevania (exceptuando la trilogía ''Lords of Shadow'', que es un reinicio) se desarrollan en distintas épocas. 



Symphony of the Night toma lugar en el año 1797: cinco años después de Rondo of Blood (PC Engine) en el que se nos cuenta de inicio que Richter Belmont tras su victoria enfrentando a Drácula, ha desaparecido sin dejar rastro y su antigua compañera de aventuras (y cuñada) María Renard ha partido en su búsqueda arriesgando el todo por el todo ya que no tiene la certeza de hacia dónde dirigir sus pasos. De la nada, el castillo de Drácula se materializa frente a sus ojos, así es que decide internarse nuevamente en él para dar con el paradero de Richter. Mientras tanto, un hombre llamado Alucard, despierta de su animación suspendida al percatarse de la anómala situación respecto al resurgimiento de Castlevania en tan poco tiempo, ya que según la norma, Drácula revive cada cien años y con él, su castillo resurge bajo una nueva apariencia. Alucard había ya tenido otras apariciones a lo largo de la serie: en Castlevania III Dracula's Curse y Castlevania Legends respectivamente y no estamos hablando de nadie más que del propio hijo de Drácula, mitad humano y vampiro, quien desde luego, se volvió en contra de su padre debido a las grandes calamidades que su presencia causa a la humanidad. A pesar de ser un gran personaje, es por el otro lado un alma atormentada por dos factores determinantes: uno es la trágica pérdida de su madre, a quien le mantiene un juramento de por vida y el otro, el diabólico vínculo con su padre.



Aspectos generales:

Tomando el control de este mítico personaje, tenemos una amplia gama de habilidades mágicas y de uso de armas como dagas, lanzas, mazos y por sobre todo, espadas y escudos. Alucard puede incluso recolectar reliquias que le permitirán lograr saltos dobles, súper saltos y también adquirir transformaciones, siendo estas el lobo, el murciélago y la niebla. Cada una de estas formas también pueden potenciarse mediante otras reliquias semejantes que iremos encontrando más adelante. También se mantienen las armas secundarias (el reloj, el hacha, el agua bendita, la daga, la cruz, la Biblia) y se añaden otros tales como la gema que rebota, cenizas consagradas (o Bibuti, según el manual), y otro que parece una especie de pistola (Agunea). Cuando usas algunos de estos, gastas corazones, otro detalle de la etapa clásica de la serie que se respetó en esta entrega. A diferencia de los episodios anteriores, cada vez que derrotas a un jefe de zona, ya no te cae aquella orbe de fuego que se originaba cuando matabas al monstruo de turno, sino que se originaba un extraño elixir que aumentaba tus puntos de vida: este objeto se llama Life-max Up y también puedes encontrar varios de ellos en distintas zonas del castillo. También encontrarás los Heart-max Up, que aumentarán tus corazones salvo que estos no los consigues cuando derrotas a un jefe, por lo que encontrarlos dependerá de qué tan bien explores el colosal edificio.



El inventario de Alucard es bastante extenso y nos permitirá explorar varios objetos que podremos equipar para cada una de sus extremidades: los brazos, el torso, la cabeza, entre otros accesorios como las capas y las gemas (algunas de ellas solo sirven para venderse, mientras que otras, aumentan tus atributos como fuerza, consistencia, suerte, entre otros). A diferencia de las entregas posteriores de Castlevania, en Symphony of the Night no podemos vender las armas y armaduras que nos sobren, lo cual es una pena, ya que existen varios objetos de gran valor como el famoso Duplicator, que hace que las municiones de un solo uso sean infinitas. Al menos, esto no es tan grave como en Circle of the Moon (GBA) en donde NO existe un personaje comerciante, lo cual, hace la experiencia mucho muy difícil por razones más que obvias, si has jugado a esta suerte de survival horror. Hablando de mercaderes, en esta entrega se introduce al Amo bibliotecario (o Master lybrarian) el cual se alegra de reencontrarse con Alucard a pesar de que se mantiene leal a Drácula, pero cambia de parecer cuando nuestro héroe le promete que no se quedará con las manos vacías. Con él podremos vender solamente las gemas que recolectemos, que son de por sí muy escasas, aunque esto puede solventarse con la Jewel Sword, cuyo efecto secundario, es transformar a los enemigos en gemas; hay incluso un glitch con el cual podremos conseguir 255 gemas de cada tipo, lo cual nos viene muy bien si queremos tener el Duplicator; este objeto a su vez, resultar ser de mucha utilidad para subir a los familiares de nivel rápidamente, además de que había armas y municiones de un solo uso que eran divertidos al usarse.

Conforme avanzábamos sobre nuestra marcha, revelábamos mapeado, lo cual nos viene muy bien a la hora de completar el porcentaje. Cuando visitamos al viejo bibliotecario, este nos venderá fragmentos del mapa que nos irán completando partes considerables del mismo, pero que por supuesto, aparecerán sombreados ya que aún no hemos visitado dichas zonas. Otro glitch del juego te permite incluso obtener porcentaje extra saliéndote del castillo, pero esto implica forzar la lente de la consola; yo mismo lo hice en la PsOne de unos primos, pero no lo recomiendo ya que por todo lo demás, es un truco que no aporta nada significativo. Dependiendo de tu porcentaje de mapa podías también obtener distintos finales (cuatro con Alucard y uno con Richter, bastante simplón a mi juicio y por ende no cuenta como quinto final). En los créditos nos sonaba un tema que a pesar de no ser tan malo, desentonaba con el estilo gótico del juego: dicha canción se titulaba
''I Am The Wind'' con un notable contexto romántico que a más de un fanático de este juego no pudo gustarle, ni le gustará en mil años. En la reedición de este juego para PSP, dicho tema es reemplazado por una pista meramente instrumental que resultó siendo mejor elección para los créditos: Mournful Serenade o La Serenata Fúnebre. 



Versiones:


Como ya habré mencionado en una de las entregas de ''Diferencias regionales y censura'', Symphony of the Night fue porteado para la consola Sega Saturn un año más tarde, 1998. El equipo responsable esta vez, fue Konami Computer Entertainment Nagoya, que en cierta manera, pulió algunos detalles que en la versión principal estuvieron ausentes. Entre ellos destacan la inclusión de dos nuevas zonas, más enemigos, objetos, dos nuevos familiares entre otras más, adicional a la opción de elegir a María Renard como personaje jugable. En la de Play Station, solo puedes jugar con Alucard y empezar un juego nuevo con Richter pero solo al terminar el juego por primera vez. Cabe aclarar que estoy comparando las versiones japonesa de Saturn y americana de Play Station. María Renard no fue un personaje que me acabara gustando mucho a pesar de contar con habilidades muy interesantes como triple salto y hechizos de invocación, pero en Rondo of Blood, sí que me gustaba elegirla más veces que a Richter. Eso sí, me encantó que en las versiones de Saturn y PSP, uno debía combatir contra ella en la zona central del castillo, justo en el momento en que ella te daba el objeto clave para desbloquear el castillo invertido.


En la PSP este juego era un extra que podías desbloquear jugando Castlevania The Dracula X Chronicles: un espectacular remake del Rondo of Blood. Contó con un cambio en los diálogos y las voces de doblaje, las cuales suenan relativamente mejores que en la versión de sobremesa, pero en lo que respecta al doblaje original japonés, se puede apreciar en este último una calidad inigualable, ya que a los actores de voz se les percibía más metidos en la piel de sus personajes haciendo su trabajo más emotivo y creíble por consiguiente.



Symphony of the Night también estuvo en japonés para Play Station, pero más nada puedo decir, ya que exceptuando a los dos familiares extras, es similar a las versiones de Europa y América. Por último, la versión para Xbox Live Arcade, que no se diferencia mucho salvo que ya venía con sus diálogos traducidos al español, pero conservando el horrible doblaje al inglés en el que la voz de Richter sonaba como si tuviera flemas.

¿Y para coleccionarlo?

Lastimosamente, este juego es a día de hoy difícil de conseguir a un precio razonable. Y es que el cáncer de los juegos retro es sin lugar a dudas la especulación que se hace muy evidente en los portales de venta y compra como Mercadolibre o Ebay, entre otros más. Es aquí cuando digo que no ha habido mayor milagro en el mundo de los vídeojuegos que la emulación; es una ventanilla por la que muchos de nosotros podemos darnos un gustillo jugando lo que antes se nos estaba prohibido por causas tales como haber crecido en una época posterior a la de un sistema de juegos o peor aún, no haber tenido las facilidades económicas para permitirte tener un lujo que suponía dicho dispositivo. A mí me pasó de pequeño, pero al crecer y trabajar, ya contabas con un poder adquisitivo que, si bien no era ilimitado, te permitía con tiempo y paciencia, tener en tus manos lo que más anhelaste de pequeño y estaba lejos de ser una posibilidad. Symphony of the Night, y lo digo con franqueza, es un juego que nunca conocí en su formato original sino en un CD copiado. Yo lo jugué más de una vez a través de sus diversas versiones y me queda una experiencia inolvidable a la que le tengo un cariño infinito. Muy a mi pesar de ya no tener la PSP en mis manos (la vendí), quedan otros medios posibles para volver a jugarlo en el futuro.



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